Inspirada en una historia real que aconteció a finales de los años 70, Frankie (Robert de Hoog) es un joven de 17 años que crece trabajando en el negocio familiar: una pequeña lavandería. Su padre es un sobreviviente judío del holocausto y tiene frecuentemente alucinaciones con los campos de concentración. En su adolescencia, Frankie se acostumbra a drogarse y escuchar punk y ska junto a su mejor amigo Jeffrey (Juliann Ubbergen), un surinamés negro cuya familia tiene un salón de belleza como negocio. La madre de Frankie: Anna (Sylvia Poorta) es diagnosticada de cáncer y hospitalizada. Frankie cae en la delincuencia uniéndose a un grupo de skinheads y alejándose de Jeffrey.