Mientras Paula conduce su coche, sufre un accidente en el que resulta herido un muchacho y, asustada, huye del lugar, dejándolo abandonado a su suerte. Cuando el sentimiento de culpa la lleva a interesarse por el estado de salud del chico, averigua que ha perdido la facultad de hablar. A partir de ese momento, pondrá todo su empeño en ayudarle a recuperar el don de la palabra.