Rosana está pidiéndole a Emilio el divorcio. Ellos son los encargados de cocinar y servir la comida en un catering, un trabajo rutinario que hace muchos años que ella detesta. Todos los días son iguales en el trabajo, pero hoy el destino ha traído a un invitado inesperado: el Presidente del Gobierno, un político corrupto sin escrúpulos que, según Rosana, debe morir. Y ella tiene una idea.